
Cuando era niña sufrí muchas caídas y golpes al aprender a manejar mi bicicleta, mi Padre estuvo ahí para dirigirme, enseñarme, nunca me rendí, seguí insistiendo hasta lograr el objetivo, después de unos cuantos moretones y raspones lo logré, pero sin la ayuda de Él, no lo hubiera conseguido.
Durante el aprendizaje cometí errores, fui lastimada y algunas heridas fueron profundas, pero no me detuve, seguí avanzando.
La vida es exactamente así, como una bicicleta, hay que seguir pedaleando para ir progresando vamos a sufrir heridas y vamos a cometer errores mientras estamos aprendiendo a dar pasos, pero no debemos rendirnos, debemos soltar el dolor, el resentimiento, la falta de perdón, el miedo, la inseguridad; seguramente lo anterior lo has escuchado antes, pero quiero retarte a inetnalizar estas palabras, que las reflexiones…
Ahora te pregunto: ¿Estás avanzando?, si no es así ¿Qué ha frenado tu recorrido?, ¿Qué pasos puedes dar para eliminar el freno?
Quizá tu padre ya haya partido de esta tierra, sin embargo tienes un Padre Celestial que quiere guiarte hasta que llegues a tu destino, Él estará siempre contigo para dirigirte, enseñarte, con paciencia, con un amor profundo y especial.
“Te haré entender, te enseñaré el camino en que debes andar, sobre ti fijaré mis ojos” Salmos 32:8 RVR60.
Elimina toda ancla que te esta impidiendo progresar y continúa hasta llegar a tu destino.
PD. Para hacer uso de este artículo, contacte a su autor.